Piel
Podría decir que tu piel huele al frescor del prado después de la tormenta, a vainilla y dátil, a pomelo y mango. Podría comparar su tacto con el lino, la seda, agua limpia de un arroyo o arena finísima del Sáhara. Podría equipararla a las de Isis o Venus, situarla más allá del Universo y las ideas. Podría, pero en realidad es sólo piel semejante a otras. Lo que sí puedo decirte es que entre todas las aromas, escogería tu aroma, que entre todos los tactos, te acariciaría a ti, que entre todas las mujeres, diosas o mortales, me quedo contigo.
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