Danny Boyle
No sabría decir si es mi director favorito, aunque está claro que es uno de ellos. Digamos que a Danny Boyle le tengo un cariño especial. El que se le tiene a alguien que te ha dicho dos o tres cosas importantes en la vida antes de que estuvieras seguro de ellas y luego has comprobado que tenía razón. El cariño que se siente por alguien que se ha hecho las mismas preguntas que tú, de una manera muy parecida, y se las ha respondido igual. Me alegré mucho de su éxito en los Oscars. No me sorprendió porque la mayor parte de sus películas anteriores son fantásticas (para mí, todas menos la desconcertante ’Millions’). Mi favorita, como la de la mayoría, es ’Trainspotting’. No me sorprendió el éxito, pero sí me deja perplejo ver últimamente en lo más alto a algunos que parecía que siempre iban a navegar fuera del mainstream, de lo comercial. Que siempre iban a ser outsiders, independientes, underground, friquis. Me deja perplejo, pero me gusta y me hace gracia, tal vez porque me dice que también tenemos alguna esperanza. Acabo de ver ’Slumdog Millionaire’ y me ha gustado. El planteamiento de intercalar la vida miserable de un joven indio con el concurso ’Quieres ser millonario’ es buenísimo, y explica muy bien que no hay mejor escuela que la vida. Los valores que transmite son correctos y, si bien esta vez Boyle no me ha revelado nada (estoy más crecidito y he aprendido bastantes cosas), sí me reafirma en muchos de mis principios, a veces tan difíciles de seguir. No había grabado antes el director británico una película tan compleja, tan minuciosa. Se le notan ya las tablas porque es una máquina con mucho engranaje que va como la seda. Vuelve a alguna de sus viejas obsesiones, por ejemplo, que el odio sólo genera odio, idea central de ’28 días después’. Tenía razón Nacho, la música engancha. Y eso provoca que me relama otra vez: la mayor parte de los temas son (su estilo es inconfundible) de M.I.A., cuyo primer disco , hace ya bastantes años, ensalcé y nadie me hizo caso. Decía que ’Slumdog Millionaire’ no me había revelado nada, pero tal vez sí. Me ha dejado muy mosqueado la pregunta número dos del concurso, muy al principio de la película. A los que estamos siempre dándole vueltas a si la verdad merece la pena, golpe tras golpe, cuando alrededor sólo ves el triunfo de la mentira, el dinero y el poder, estas cosas nos obsesionan. La maldita pregunta número dos, en la que el protagonista pide el comodín del público porque no sabe la respuesta.
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