Blogia
marcosespanolsicart

¿Se nota que no sé cómo estrenarme?

¿Qué hacían los antiguos cuando sentían el dolor de una pérdida? Quiero decir que, así como yo, después de que se haya muerto mi abuelo o me haya dejado la novia, llego a casa, miro mi correo electrónico y respondo a algunos mensajes, juego alguna partida en la Play y esas cosas, ¿qué hacían en otros tiempos, cuando nada de eso existía? Tenía que ser endemoniadamente duro llegar, sentarse en una silla, sin ordenador ni tele, ni siquiera radio o un simple teléfono con el que llamar a alguien, y que el pesar te devorara las entrañas.
Es cierto que escribir sigue siendo solución seductora, pero tiene inconvenientes. Todo el mundo habla del aporte para uno mismo, y en ocasiones para mucha gente, que significa el volcar los sentimientos con más o menos gracia en el papel (o en un lienzo, o en un bloque de piedra), pero ¿qué hay de lo que te juegas? Hay miles de trampas que sólo los elegidos consiguen superar, esos a los que reconocemos como artistas, maestros o incluso genios, y que tomamos como ejemplo irrefutable de que escribir (o pintar, o esculpir) es eso, un aporte.
¿Y qué hay de los versos que hemos leído de amigos o familiares, que querían transmitir su dolor sincero y cuyos resultados han resultado ser una penosa muestra de cursilería, problemas psicológicos y faltas ortográficas? Claro, nadie se acuerda de ellos. Además, escribir conlleva que ciertos pensamientos momentáneos, en ocasiones fruto de la turbación, se perpetúen y nos metan en más de un lío. Ya sé que después se puede corregir, pero eso sólo matiza el escollo, porque cualquier frase plasmada en un papel es siempre fruto de la dualidad sentimiento-pensamiento, y el grado de influencia de una u otra me trae sin cuidado. La cuestión es que la tinta tiene en todas las ocasiones, menos en recibos de compra y cosas así, un ingrediente sentimental, por pequeño que sea, y convertir su temporalidad en permanencia tiene sus riesgos.
Seguramente la opción adecuada habría sido enchufar la consola y liarme a matar bichos, pero aquí estoy, qué quieren que les diga. ¡Si al final resultará que hasta tengo alma!

0 comentarios