Eran sólo dos cuerpos
En el pasado escribí bastante poesía, pero como tantos otros la fui abandonando conforme me alejaba de la adolescencia. Sin embargo, en los últimos meses he sentido a menudo un decidido impulso lírico que me está llevando a componer lo que podría convertirse dentro de poco en un modesto y melancólico poemario. Vivo hoy un tiempo de despedidas amargas y encuentros inesperados. Y del corazón turbado brotó, hace unos días, este poema:
Eran sólo dos cuerpos,
no aparentaron ser otra cosa.
Se cruzaron y en su mirada
fulgía sin disimulo el dolor.
Titubearon un instante
antes de fundir sus pieles.
Se amaron con violencia,
como si gimiera el mundo.
Eran sólo dos cuerpos
perdidos en el vacío.
El silencio se rompió
con los ruidos del deseo.
Ni una palabra escucharon
ni querían escucharla.
Eran dos cuerpos llorando
que no buscaban consuelo.
Se agarraron fuerte en un último
intento de destruirse.
Las pieles se despegaron
y bajaron la cabeza.
Engullidos por la noche,
dejaron de ser fantasmas.
Volvieron a ser dos cuerpos
ateridos de dolor.
2 comentarios
Marcos -
Satine -