Amy Winehouse, live in London
Pequeño ruiseñor atemorizado,
absurdo pájaro de Londres,
la gente te mira
y tú te vistes de naranja sobre el escenario
y estás tan sola.
Dulce ave hecha de dolor y medicina,
sexy patito feo de mirada intensa
y perdida,
parecerías tan fuerte
si no fueras tan frágil.
La gente mira tu escote
y tú les enseñas los tatuajes
y estás tan sola.
Sólo el trino etílico de Billie Holiday
se sienta un rato contigo,
se posa en tu garganta para que descanses,
porque sabe que en ti las palabras
no entienden de trajes a medida;
simplemente surgen, brillan, golpean
cada una en un golpe irrepetible
y se pierden y el público no sabe
por qué no puede dejar de mirarte.
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