Michael Jackson
Celebración del 25 aniversario de la Motown, Los Ángeles 25 de marzo de 1983. Michael Jackson interpreta junto a sus hermanos las viejas canciones que los auparon a la fama cuando eran unos niños. Tras ello, él se queda sólo en escena, arranca la melodía de Billie Jean y, ante un público y un mundo atónito, ofrece cinco minutos de actuación que cambiarán para siempre el concepto de espectáculo. Nunca nadie había hecho nada parecido jamás. Nunca nadie había visto nada que se acercara a lo que estaba viendo en aquel escenario. Esa forma inaudita de bailar -realizó por primera vez su inolvidable paso hacia atrás-, esa emoción rasgada e incontenible mientras campaba a sus anchas de lado a lado de las tablas. Hasta ese día, un cantante se ponía detrás de un micro y, sencillamente, cantaba. Jacko era un extraterrestre, no era humano, era un dios sobre la tierra.
La sociedad es cruel, cínica, no lo reconoce pero identifica irremediablemente como un peligro a aquél que es diferente. Pero Michael Jackson no venía de otro planeta por mucho que pudiera parecerlo. ’Sencillamente’ hizo lo que todos intentamos hacer sin éxito en un momento de nuestra vida y que muchos han olvidado: no dejar de ser niños. Él se agarró a su interminable talento y lo logró, y eso la sociedad no lo perdona.
Obviamente, cometió errores. Bastantes y, de ser cierto, alguno imperdonable. Jackson no quería ser blanco por ser blanco. Jackson quería ser distinto porque siempre lo fue, porque los niños siempre son distintos al resto del mundo. Podía imaginar lo que fuera y creyó que podía hacer lo que fuera. Y en su furibundo intento cambió el mundo. Dentro de unos años el mito será equiparable al de Elvis Prestley o John Lennon, la gente peregrinará a Gary, Indiana, como ahora lo hace a Liverpool o Memphis.
Y lo que me asusta es que hemos montado un starsystem tan controlado por las grandes empresas, los estudios de mercado, la copia sistemática, la creación de productos con ingredientes programados, que el talento natural ha dejado de ser valorado, y así nos va. La inspiración no cuenta, por eso dudo que vuelva a aparecer en estas circunstancias alguien que pueda brillar, poner el mundo patas arriba como hizo Michael Jackson. Su mérito es estratosférico y me compadezco de quien no lo haya sabido disfrutar.
Dicen que ha muerto de un ataque al corazón, por las pastillas que tomaba. Todos los genios son siempre incomprendidos, todos los niños lo son. Sólo espero que en el momento de su muerte, Jacko todavía tuviera un reducto, aunque malherido, de su fecundo e indomable espíritu infantil. Que lo mirara a los ojos antes de cerrarlos. Porque entonces significará que lo ha logrado, que antes de morir ha dicho: "Os jodéis todos, he ganado".
Billie Jean, 25 aniversario de la Montown. 1983.
5 comentarios
Marcos -
Marcos -
Mery -
Un saludo,
Mery
Marcos -
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