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marcosespanolsicart

Inverness

Atardece,

en mi paseo me cruzo

con más gaviotas que personas.

 

Nadie habla con nadie.

 

Es agosto, pero el viento

corre húmedo y helado,

choca contra los edificios humildes,

contra la destartalada estación de trenes

que huele a pescado.

 

En la sala de espera, un solo hombre

se acerca al oído una radio

y escucha las noticias narradas en gaélico.

 

Sólo logro entender el nombre

de dos ciudades en las que él no ha estado

y sabe que no estará nunca.

 

Vuelvo a salir a la calle,

respiro hondo ese aire frío y pienso

que Inverness guarda la extraña belleza

de parecer el último puerto

antes de que acabe el mundo.

 

5 comentarios

Marcos -

Dramático... Una curiosa aptitud literaria, la de dar al lector ganas de meter la cabeza en el horno. Bukowski? Que sí, que te enlazo, aunque miedo me da tú página.

Luis Miguel Ferre -

Pongo Vejiga 2 veces y una mal.

Oye, ponme el enlace de mi fotolog u que? fotlog.com/niumin

Chau!

Luis Miguel -

Diosss...

Me apetece meterme un poco contigo... ahí va una pantomima de las mías:


Noto una presión en la vejiga.

Me levanto, mis posaderas quedan marcadas en la sucia y gastada almohada.

El pomo de la puerta es frío y duro al tacto. Abro.

La temperatura en el pasillo es levemente superior al de mi oficina y el olor del café se mezcla con el del toner de la impresora.

Rehúyo la mirada de las personas con las que me cruzo, no quiero que sepan a donde voy, que es lo que voy a hacer.

Al fin llego. No está ocupado, menos mal.

En el espejo una imagen me devuelve la mirada. Estás cansado, ojos enrojecidos y te estás quedando calvo… Mierda de vida.

Una sensación de pesadez me recuerda lo que había venido a hacer.

Mi pene. Ni grande ni pequeño, cumple con su función.

Me lavo las manos lentamente, estirando los segundos que me separan del tedioso trabajo.

Llaman a la puerta. –Ocupado!

Espero unos segundos para no encontrarme con la persona que quería entrar, no podría soportar su mirada de suspicacia. Seguro que pensaría que le he dejado un recuerdo de mi presencia en forma invisible pero pestilente. No es el caso.

Cuando me siento de nuevo frente la pantalla noto el peso de mis hombros. Miro el reloj: la una y cinco. Solo faltan diez minutos para la comida.

Diez minutos para la cola con el tupper en la mano.

Diez minutos para comer.

Diez minutos para vivir.

Para morir.



Noto una presión en la begiga

Marcos -

Mira que te quedas sin el regalo que te he traído!

JaviChulo -

chico que cosas te pasan!!