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De hombres, ratas y mariposas

De hombres, ratas y mariposas

Chuang Tzu se queda dormido y, en su sueño, cree ser una mariposa. Una mariposa que no sabe que es Chuang Tzu soñando. Cuando despierta, Chuang Tzu no recuerda si es un hombre que sueña que es una mariposa o una mariposa que sueña que es un hombre.

Pero, ¿y si es una rata la que, absorbida por libros como Alonso Quijano, termina creyéndose humano? El hambre insaciable por ser alguien, por no ser como las demás ratas, ¿a dónde llevará a Firmin?

Su historia, mordaz pero también llena de ternura, escrita con un vigor infantil y una honda sabiduría vital, es la que más he disfrutado en los últimos años. Su autor, Sam Savage, fue profesor en la Universidad de Yale, mecánico de bicicletas, pescador, carpintero y tipógrafo.

Así arranca ’Firmin’, en su edición en castellano de Seix Barral:

Siempre imaginé que la crónica de mi vida, si acaso alguna vez llegaba a escribirla, tendría una primera frase excelente: algo lírico, como "Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas", de Nabokov; y, si no me salía nada lírico, algo arrollador, como "Todas las familias felices se asemejan, pero cada familia desdichada es desdichada a su manera", de Tolstói. La gente recuerda estas palabras incluso cuando ya ha olvidado todo lo demás que hay en el libro...

2 comentarios

Marcos -

Está claro que tienes mejor memoria que yo. Van dos lecturas en menos de un año. La segunda, tan apasionante como la primera.

Martin Zarate -

Yo también leí 'Firmin' y desde entonces me he vuelto un ratón de biblioteca, o de librería, como en el libro de Savage. Es una historia magnífica; estoy deseando que se me empiece a olvidar un poco, para volverla a leer.