El sonido del agua
No hay muchos lugares en los que pueda oírse con claridad el sonido del agua quieta. El río es siempre rumoroso y, de cuando en cuando, plasma su furia en el estruendo de una cascada ensordecedora. En cambio, el estanque suele permanecer mudo y escucha con nosotros los otros ruidos que le rodean. Pero hay lugares, unos pocos solamente, a los que logran llegar apenas las ondas sonoras. Algunas veces rompe el silencio una hoja que cae, o el soplo que la arrastra unos metros, pero de inmediato recupera el tiempo su sordera que todo lo abraza. Es entonces cuando puede oírse el agua en calma, sorprenderla en su raro canto suave que adormece y que, por alguna razón misteriosa, provoca la sonrisa o, al menos, una especie de reconciliación sincera con el mundo.
6 comentarios
Marcos -
¡Vuelvo al Heraldo! Lo más seguro que esta misma semana.
maría -
a ver... en qué bar te puedo encontrar, marquitosss spanishhh?
maría -
besos
Alberto -
:)
Marcos -
Luis Miguel -
Así de repente se me ocurre que podrías contar la historia de un pobre reportero maltratado por la vida y arrastrado al mundo de los chatos de vino.
Salut!