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marcosespanolsicart

La Expo a la vuelta de la esquina

Rescato un artículo que escribí todavía en Aragón Rutas, coincidiendo con la designación de Zaragoza como sede de la Exposición Internacional de 2008.
ZH2O: la revolución de una ciudad

La Exposición Internacional de 2008 va a suponer que Zaragoza dé un salto cualitativo de 20 años y se confirme como una de las urbes de referencia en Europa. Durante los meses del evento, la ciudad será el escaparate al que miren los ojos de todo el Planeta.

La explosión de júbilo que vivió Zaragoza cuando Jianmin Wu, presidente del BIE, hizo pública su designación como sede de la Exposición Internacional de 2008 es el fiel reflejo de lo que va a suponer el evento no sólo para la ciudad, sino para Aragón en general. Un acontecimiento de esta dimensión marca un punto y aparte, el final de un camino y el inicio de otro. La capital del Ebro se dispone a escribir las primeras líneas de un nuevo capítulo de su extensa biografía. De hecho, entre todos hemos comenzado a escribirlas ya.
Un sueño que se ha hecho realidad
Los zaragozanos somos, casi podría decirse que por naturaleza, orgullosos pero descreídos de las posibilidades de nuestra ciudad. Sabemos que es magnífica, la extrañamos cuando nos vamos fuera, pero pocas veces hemos conseguido transmitir al que no la conoce todo lo bueno que tiene. Por eso no es de extrañar que se sorprendan los que la visitan por primera vez al comprobar que Zaragoza es mucho más grande de lo que pensaban o que el Pilar es sólo uno más de sus notables edificios.
Por estas razones fuimos mayoría los que no nos tomamos muy en serio las primeras voces que hablaron, hace ya algunos años, de la candidatura de la ciudad para organizar la Exposición Internacional de 2008. No obstante, lo acertado del proyecto permitió que poco a poco una puerta a la esperanza fuera tomando cuerpo y cada vez fuéramos más los que empezáramos a soñar con poner a Zaragoza en el lugar que merecía. En ese sentido, ARAGÓNRUTAS abría su número 27, publicado hace ahora un año, con un artículo titulado Zaragoza siglo XXI, en el cual se repasaban los distintos edificios y actuaciones urbanísticas que estaban dotando a la ciudad de una nueva imagen, y se vaticinaba que la organización de la Expo podía significar la confirmación definitiva de que la capital del Ebro se estaba convirtiendo en una urbe de referencia en el sur de Europa.
Hoy, un año más tarde, puede decirse que Zaragoza ha sabido tener fe en si misma por una vez y eso le ha servido para agarrarse decididamente al futuro y vencer. La Exposición Internacional de 2008 servirá para que la capital de Aragón dé un salto cualitativo de 20 años, sea internacionalmente conocida, crezca en infraestructuras de manera sorprendente y se convierta en modelo para otras ciudades. Todo el mundo va a venir y por eso debemos estar preparados. Tenemos la mejor oportunidad y debemos aprovecharla aportando todo nuestro empeño.
El tema elegido para el evento, agua y desarrollo sostenible, ha resultado ser el adecuado para que la candidatura de Zaragoza fuera la elegida frente a Trieste y Tesalónica, dos ciudades maravillosas que dignifican más si cabe el logro obtenido por la capital aragonesa. En torno al meandro de Ranillas se ha proyectado una nueva ciudad que se convertirá en muy poco tiempo en el más importante foro del agua, un elemento fundamental para la vida por el que Zaragoza se ha mostrado siempre especialmente sensibilizada.
Muchos serán los edificios que se levantarán en el recinto, destacando el pabellón-puente que cruzará el Ebro y la Torre del Agua, que está llamada a convertirse en símbolo de la ciudad, algo así como una Torre Eiffel particular que se conservará tras la cita internacional. Además, la inversión (asumida por el Gobierno central, el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento) contempla una drástica mejora en infraestructuras y comunicaciones, donde llama la atención la construcción de una línea de tranvía y otra de metro.
Los beneficios que va a aportar la Expo a todo Aragón son evidentes: puestos de trabajo, millones de visitantes no sólo para la ciudad, mejora de instalaciones de todo tipo… Lo que hace unos años parecía un sueño demasiado hermoso para ser cierto es hoy toda una realidad que debemos aprovechar.
Y tras la Expo… ¿qué?
El camino que ha emprendido Zaragoza no debería terminar el día que la Expo cierre sus puertas, a mediados de septiembre de 2008. El impagable impulso publicitario que habremos obtenido, junto con otros factores como el evidente salto cualitativo en infraestructuras, comprometerán a la ciudad a adecuar sus objetivos a una realidad totalmente nueva.
Por suerte son muchas las exposiciones que se han organizado, una circunstancia que debe servir a Zaragoza para investigar en experiencias pasadas y no caer en errores que ya sufrieron otras sedes. Dos cuestiones delicadas y que suelen acarrear problemas son, por un lado, el balance económico, que en ocasiones arroja pérdidas difícilmente asumibles, y, por otro, el uso que posteriormente se da al extenso espacio y las caras instalaciones que el evento ha monopolizado apenas unos meses.
En relación a los resultados económicos de la Expo, se prevé cerrar la cuenta con un superávit de unos 20 millones de euros, y la utilización de las distintas construcciones tras la cita internacional ya está programada. Así, se pretende crear un nuevo núcleo urbano, algo así como un centro paralelo de la ciudad, dispuesto en torno a Ranillas y que enlazará con la estación intermodal de Delicias y la llamada “Milla digital”. Los pabellones ya han sido diseñados para que posteriormente a la Expo puedan albergar oficinas y equipamientos públicos, y el proyecto contempla la creación de una ciudad del cine, con una filmoteca, salas Imax y un centro de producción audiovisual, correspondiendo así a las inquietudes de una ciudad que siempre se ha manifestado decididamente cinéfila.
A día de hoy, todo esto parece todavía un sueño, pero ya es hora de que Zaragoza deje a un lado su supuesto carácter provinciano y crea de una vez en sus evidentes posibilidades de éxito. Ahora es el tiempo en el que la ciudad debe crecer y colocarse en el vagón de cabeza que siempre ansió. Tenemos la oportunidad y los mimbres para aprovecharla son los adecuados, ya sólo queda felicitarnos y ponernos a trabajar para que por fin Zaragoza sea la ciudad que siempre supimos que merecía ser.

1 comentario

Luis -

Déjate de expos y pásate de una vez a la prensa rosa que es lo tuyo. Por cierto, ¿No sabrás que tramos del Ebro van a hacer navegables, verdad? Lo digo porque ayer estube mirando un rato precios de lanchas...