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Luchar por la supervivencia

La cabra autóctona del Moncayo, desde hace años en grave peligro de extinción, se está recuperando poco a poco gracias a los esfuerzos de la empresa galardonada este año con el Premio de Medio Ambiente que concede el Gobierno de Aragón: Adocrín Ganadera.
El paisaje del Moncayo es, desde hace algún tiempo, más genuíno. La razón es que una especie animal propia de sus tierras, la cabra moncaína, se está recuperando poco a poco del riesgo de extinción que la amenaza. No puede afirmarse todavía que la raza esté fuera de peligro ya que para ello tendrían que contarse unos 5.000 ejemplares y, hoy en día, la cifra ronda apenas los 1.000, encontrándose todos ellos en el entorno de la montaña que les da nombre.
La cabra moncaína (Capra hircus moncaina) está emparentada con las cabras salvajes de las montañas de Asia (Capra aegagrus), y consta en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado Españolas (RD 1682/1997 de 7 de noviembre) como raza caprina en peligro de extinción. Uno de los motivos que ha propiciado la delicada situación que corre el animal ha sido la competencia con otras cabras que producen mayor cantidad de leche y, por lo tanto, resultan más rentables para el ganadero. También por eso, la orientación productiva de la moncaína es hoy en día mayoritariamente cárnica, si bien existe también alguna explotación mixta (carne-leche).
Al tratarse de un animal vinculado a la ganadería, la salvación de la especie pasa inexcusablemente por que los que la tienen en sus manos obren de manera responsable y acertada, y con esa finalidad nació en 1999 ARAMO, la Asociación de Ganaderos de la Raza Caprina Moncaína. Pero el impulso definitivo para que la tendencia negativa en el número de ejemplares existentes se invirtiera llegó hace aproximadamente dos años y medio, cuando Adocrín Ganadera asumió el difícil reto de recuperar la variedad pecuaria propia del Moncayo.
Jesús María Sahún, máximo responsable de la entidad empresarial (dedicada al negocio inmobiliario), decidió emprender el camino tras la lectura del libro Razas aragonesas en peligro de extinción, de Isidro Sierra, y su primera intención pasaba por adquirir las cabras que iban a ser sacrificadas. Poco después, algunos ganaderos mostraron su disposición a vender los rebaños completos, lo que propició que Adocrín se hiciera con un número importante de estos animales.
La adecuada actuación de la empresa les ha permitido pasar de 377 a unos 800 ejemplares en tan sólo dos años y medio, número que constituye el 80% del total de cabras que existen en la actualidad. Su esfuerzo por la supervivencia de la raza ha sido reconocido recientemente por el Gobierno de Aragón, que ha galardonado a Adocrín Ganadera con el Premio Medio Ambiente 2004.
Por otra parte, la recuperación de la moncaína conlleva hacer lo propio con el papel que desempeña la ganadería extensiva. Las particularidades de la sociedad actual propician que la figura del pastor esté también en vías de desaparecer, dadas las difíciles condiciones en las que se desarrolla su trabajo. En ese sentido, Adocrín Ganadera tiene contratados a dos pastores, inscritos en el régimen general de la Seguridad Social y a quienes se les han facilitado vehículos todoterreno, teléfonos móviles y walkie-talkies. Algo impensable en otra época, Jesús y Flaviano disfrutan de días de fiesta, vacaciones, salud laboral, controles sanitarios y cursos al efecto.
Otro aspecto que se debe tener en cuenta es el beneficio medioambiental que generan los pequeños rumiantes (ovejas y cabras). El ecosistema del Moncayo ha contado durante siglos con las funciones de conservación, mantenimiento y mejora naturales que aporta el pastoreo. A partir del éxodo de los años 50 hacia los centros industriales, la zona fue perdiendo progresivamente una parte considerable de su población y, por consiguiente, de su actividad ganadera. Esto dio lugar a que la vegetación, otrora regulada gracias a la alimentación de los animales, se desarrollase sin control, cegando pasos y cauces fluviales.
Un proyecto
El trabajo desarrollado por Adocrín Ganadera tiene como fin principal sacar a la cabra moncaína del peligro de extición. Para ello, el proyecto contempla la comercialización de productos gastronómicos derivados del animal (carne, leche y quesos), lo que permitiría asegurar el futuro de la raza. Además, la iniciativa podría ser el punto de partida para la venta de una serie de alimentos de calidad procedentes del Moncayo y la recuperación de recetas tradicionales de la zona.
Así, la riqueza micológica moncaína, fruto de los microclimas que generan las diferencias de altitud, humedad y temperatura, se podría aprovechar junto a alimentos como sus famosas patatas, unas de las mejores de nuestro país, o las truchas del Huecha. Todo ello podría suponer una importante fuente de ingresos para los habitantes del entorno de Añón, así como una estupenda manera de dar a conocer la riqueza gastronómica que encierra la mítica cumbre del Sistema Ibérico.
Pero el reto más importante, la recuperación definitiva de la cabra moncaína, está aún en vías de superarse. La ilusión que destila el proyecto en todas sus facetas hace prever unos buenos resultados, que ya han empezado a salir a la luz. Adocrín ganadera ha conseguido doblar el número de sus ejemplares en tiempo récord y espera poder contar con unas 2.000 cabras en tres o cuatro años, todavía lejos, no obstante, de las 5.000 que son necesarias para que la raza esté definitivamente fuera del peligro de extinción.
El proceso es lento y costoso, pero la satisfacción de conseguir que uno de los animales característicos de la fauna aragonesa sobreviva es premio suficiente para que todo aquel que tenga oportunidad aporte su grano de arena. La cabra moncaína necesita hoy la ayuda de aquél que se ha alimentado de ella durante siglos. Algunos han oído su llamada y se han puesto manos a la obra.

1 comentario

Alberto -

Muy interesante ... ¡No sabía ni que existiera esa raza!
Este es el tipo de noticias que te hacen recuperar ilusión por la gente y el futuro de tu tierra. ¡Bravo por los protagonistas! (Incluído el reportero por difundir la historia. :)