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marcosespanolsicart

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No somos ciegos

El otro día alguien me preguntaba si los raperos escriben lo que recitan. Dejo, como ejemplo, la letra del que me parece el mejor tema del ‘Vivir para contarlo’. Es de Lírico, David, aunque no quiera el más sofisticado y encantador de los tres MC’s de Violadores del Verso (uno de los grandes aciertos del grupo es la imagen complementaria que dan cada uno de ellos). Merece la pena escuchar el original, entre otras cosas porque el flow de Lírico es peculiarísimo, irregular, de pausas eternas que saben hacer lucir lo que merece que luzca. Me parece el mejor tema porque suena bien, gracias en parte a la voz en el estribillo de Suizo, del grupo de reggae zaragozano Jahsta; pero sobre todo por expresar con precisión el sentir de toda una generación (la suya, la mía) ante un mundo que no terminamos de comprender. Pone la piel de gallina cómo jalea el público estas palabras. Estoy seguro de que si el tema hubiera llegado un poco más adelante, se habría convertido en un himno. No problem: siempre podrán reeditarlo, hacer una nueva versión o lo que sea cuando todavía tengan más fama.

He escrito en cursiva, al principio, las rimas que, a capella, rapeó Lírico como preludio en el concierto que ofrecieron en el Madrid Arena hace unos meses, el mismo que contiene el DVD que acaban de lanzar.

Me da igual a cuántos he vencido,

dime a cuántos he convencido.

No bebemos obligados ni jodemos más de lo debido.

Sólo un susurro y un plan prohibido

se cuentan al oído.

No te diré en quién me inspiro, político.

No te diré a qué aspiro, científico.

Soy la metáfora. Tal vez media España nos ignora

pero la otra media nos entiende, ahora.

No empuje, señora: bajo en la próxima,

que ni usted es marquesa ni yo un miserable,

mi generación suele ser más amable, más criticable,

pero no escuchamos a nadie,

cuando nos falta el cariño es como si nos falta el aire.

Pedimos perdón, damos las gracias,

salimos de apuros con algo más que acrobacias,

tenemos caricias y avaricias, noticias que cuentan desgracias,

drogas con receta de venta en farmacias.

Somos como científicos o exploradores,

siempre buscando lo que nos pertenece,

una generación exige lo que se merece,

ya sea con razón o de corazón, jodemos cuando apetece.

Sólo hago mi trabajo

y hay políticos que hablan como si les debieras algo,

eso nos jode un fajo.

Aprendimos a sacar de donde no hay,

lo que buscas te lo pongo ahí, Javi dijo lo pasamos guay.

Otras veces perdemos la ilusión por todo, pero todo se cura,

sabemos que la amargura existe y pasa factura,

cuando estoy triste a veces tacho lo que escribo.

Pienso lo que digo como quien habla a un hijo,

sé que hay chavales diciendo "no lo hice

porque el Lírico lo dijo".

De todo se aprende y lo que no sepas qué es, vé y tócalo

y cuando hagan algo por ti valóralo.

“Te doy mi palabra” dijo un rapero,

“tenemos algo en común” le dijo un presidente a un embustero.

Yo hago política para inconformes, ya te digo,

decidle al mundo mi nombre, esa es la deuda que tenéis conmigo.

Amigo protege tu honor como oro en paño,

mejor ser un extraño que uno más del rebaño,

mejor deporte es el sexo que la natación

y lo demás publicidad con engaño,

donde cualquiera te vende la moto.

El mismo que sonríe en la foto

no busca tu opinión, sólo tu voto.

“Somos más felices”, dice un titular en la radio,

“La Tierra se muere”, reza un graffiti en el barrio.

(Estribillo)

Será mejor que gires la cabeza si no quieres vernos,

siendo político tal vez seas otro corrupto en el gobierno.

Yo puedo ser un camello, un chorizo o una sexy gatita

que no siempre besa en la primera cita.

Hay peña que no es digna de lo que tiene,

de vez en cuando yo suelto una limosna y me siento bien.

Cuando el niño se hace hombre, nadie le ampara

y el carro o el piso te costarán un ojo de la cara.

Si la felicidad se comprara entonces el dinero sería noble,

lo sabe el rico y lo sabe hasta el más pobre,

pero la pasta no cae del cielo,

yo hago canciones preciosas con lo que me encuentro por el suelo.

Si de la ilusión no se vive,

si la pasión que le pongo tampoco se mide,

de nuevo es D.A.V.I.D., el pibe, la mano que escribe

el colega legal que nunca da menos de lo que pide.

Y a la que quiso amor, amor quise darle,

yo no iba a dejar de respirar porque el viento pudiera enfadarle,

y así te fuiste, porque quise, hay que irse

y abandonar el barco si empieza a hundirse.

Pero salven a los niños primero,

deja que se busque la vida el extranjero,

ciudades sólo son hormigueros,

lo que no ven los maderos lo ven las alcahuetas,

las modelos se entienden con toreros y no con poetas.

Filosofía y letras,

yo sólo estoy diciendo algo mientras

dicen que sí mis hermanos detrás.

Ahora el reto es de aquel que escribe crónicas.

El placer es nuestro. Decimos chulos y folclóricas.

(Estribillo)

Respiro el mismo aire que respiras,

mi música es la ventana de una cárcel desde donde miras,

y es que no somos tan dueños de nuestras cabezas,

libérate con ritmos, versos y otras destrezas.

La vida es un préstamo,

esto no es barrio sésamo,

pero sabemos hacerlo con este amor.

Disfruta de la vida, que lo demás te llega,

es lo que queremos decir cuando decimos "paz", colega.

 

Camino de Ejea para ver a Ojos de Brujo

Camino de Ejea para ver a Ojos de Brujo. Hace tanto ya. Recién estrenaba el coche que ahora conduce mi hermana. Los que venían de frente me echaban las largas porque yo llevaba los faros demasiado altos, así que para regularlos paramos en el arcén. Era verano. Conmigo, mi chica, la fan número uno, feliz y risueña. Uno de esos pocos amigos que siempre están, sin los cuales nuestra vida no sería la misma. Su hermano, más joven, también hermano mío, en una de sus primeras aventuras. Una amiga que se ha perdido en el tiempo. Íbamos escuchando el 'Vengue' por la carretera, entre broma y broma. Cantábamos las canciones.

Llegamos, Ejea estaba inundada de aire de fiesta. Había guirnaldas y gente a punto de perder el conocimiento. Otros berreaban con vasos en la mano. Otros bailaban danzas ridículas sugeridas por el alcohol y las drogas. El escenario estaba al fondo de un paseo. Recuerdo que Ojos de Brujo sonaron más alegres de lo que había imaginado. Directos, limpios, potentes, cálidos. Marina cantó desatada, tanto que en un bebop interminable se mareó y le flaquearon las piernas. La agarraron. Pararon unos minutos y siguió el concierto. No había ni mil personas de público y pensé que tanta entrega transpiraba dignidad. Allí, en ese pueblo perdido y borracho, donde no parecía que pudieran ganar ni perder nada. Ninguno de nosotros.

Los que fuimos a Ejea esa noche, en el coche que ahora conduce mi hermana, no sabíamos que este recuerdo quedaría para siempre como algo hermoso.

 

Soliloquio del misionero

El momento más feliz de mi vida

fue ver en su plenitud a quien amaba

y saber que era por mí.

 

Lo daría todo por volver a ese instante.

 

Como es imposible

me dedico a ayudar a la gente.

 

Soliloquio del borracho

Mi patria, mi catedral,

fueron la mujer que perdí.

 

Después de tantos labios

ya no recuerdo los suyos.

 

Su ausencia la ha hecho ubicua.

 

Desterrado y con un templo

erigido a un dios fantasma,

alcé la vista

y ahí estaba el escocés.

 

Amy Winehouse, live in London

Pequeño ruiseñor atemorizado,

absurdo pájaro de Londres,

la gente te mira

y tú te vistes de naranja sobre el escenario

y estás tan sola.

 

Dulce ave hecha de dolor y medicina,

sexy patito feo de mirada intensa

y perdida,

parecerías tan fuerte

si no fueras tan frágil.

 

La gente mira tu escote

y tú les enseñas los tatuajes

y estás tan sola.

 

Sólo el trino etílico de Billie Holiday

se sienta un rato contigo,

se posa en tu garganta para que descanses,

porque sabe que en ti las palabras

no entienden de trajes a medida;

 

simplemente surgen, brillan, golpean

cada una en un golpe irrepetible

y se pierden y el público no sabe

por qué no puede dejar de mirarte.

 

Sol en Princess Street

Si un día en Edimburgo tienes la suerte

de que el sol se haga hueco entre las nubes cotidianas,

déjalo todo y corre a los jardines de Princess Street.

 

Encontrarás que media ciudad también lo ha hecho,

familias con sus hijos jugando en el césped,

jóvenes con cervezas y ganas de bronca,

parejas de ancianos sentados en silencio,

novios sonrientes recostados mirándose.

 

'Scotland the Brave' sonará en la gaita

de un joven con falda en busca de monedas,

acudirán los vendedores de hot-dogs con sus carritos

y los puestos de helados subirán las persianas.

 

Si cierras los ojos,

te parecerá que estás en Zaragoza

el día del pregón de las fiestas del Pilar

o en ese bullir de vida de la plaza Djema el-Fna

de Marrakech.

 

Si los abres,

verás los hermosos edificios de piedra de la parte vieja

hiriendo el horizonte

y gaviotas dibujando líneas transparentes

en un insólito lienzo azul.

 

Xhelazz

Privilegios de la prensa, ya he escuchado el disco de debut de Xhelazz ('El soñador elegido'), que sale a la venta el 3 de octubre. Y estoy gratamente impresionado.

Uno se espera encontrar, a tenor de sus trabajos previos, al nuevo guerrillero de Rap Solo, pero hay mucho más. Hay un alma acribillada que mira a la cara a las balas: al dolor de vivir, a las miserias cotidianas. Bajo la piel de rapero chungo y bravucón aparece un poeta que sabe buscarle las vueltas a las palabras, que le duele la vida y la canta desde sus rincones más sucios para encontrar belleza.

Las colabos son inmejorables y demuestran la generosidad de Violadores, especialmente de Hate y Rumba, y de Tote King. El tema de Xhelazz mano a mano con los Del Verso es de los que dejan huella y crean estilo, con un Kase-O que no pierde la oportunidad de demostrar que cada día es más legendario.

El single, 'La soledad comienza', en el segundo corte, es una carta de presentación de la capacidad que tiene Xhelazz de retorcer las palabras hasta sacarles lo que quiere. El resto del disco mantiene la calidad sin meter paja, lo que es de agradecer, y se cierra con un tema ('Confesionario de papel') en el que Xhelazz desnuda su alma sin cortarse, con lo que demuestra su grandeza.

Zaragoza, esa ciudad tan miserable en tantos aspectos, vuelve a reclamar su título de capital del rap con un artista que debería llegar muy lejos. Xhelazz es el nuevo poeta urbano de la ciudad del cierzo. Ojalá tenga suerte.

Pilar 2007

Recupero una vieja tradición, la de comentar por encima los conciertos que nos esperan para el Pilar. Reconozco que lo que se nos viene encima está a un nivel muy alto. La lista, sin embargo, se queda un poco corta, aunque aún quedan huecos por rellenar. Lo más detacado, para mí:

- El FIZ ha bajado en intensidad y reclamo si comparamos el cabeza de cartel del año pasado (Prodigy) con el de éste (Travis), pero los escoceses son una de las bandas que mejor pop está haciendo desde hace años y es, sin duda, una actuación para sibaritas. Yo no me la perdería.

- El rap está bien representado con el concierto gratuito de Violadores en Independencia el día del Pilar. Un baño de masas que se merecen porque su disco ha batido records y son, hoy por hoy, los artistas locales en mejor forma y con mayor proyección. Ese mismo día estarán los Héroes del Silencio en La Romareda, y uno no puede evitar ver a dos generaciones de la música zaragozana. A mucha distancia los unos de los otros, claro, por algo son de distintas generaciones. Luego están La Mala y La Excepción, es decir, que tendremos al trío más exitoso del hip-hop nacional.

- Me gusta que hayan elegido a Pet Shop Boys. El tiempo ha hecho que su carrera tome cuerpo de referencia musical. En cuanto al techno, Richie Hawtin es de lo mejor que se puede traer (se nota la mano de Florida).

- Vienen Sabina y Serrat, un lujo de la canción ligera y, como peso pesado, Rod Stewart, que llega en una época en la que está redondeando su carrera (bastante irregular) con la interpretación de clásicos estadounidenses y, por tanto, universales. Ver al británico en directo es un privilegio porque su nombre forma parte, escrito en mayúsculas, de la historia de la música popular.

- Mención aparte merecen los dos conciertos de Héroes del Silencio. Todos los zaragozanos, sean fans o no, deberían tener en cuenta que los Héroes son, seguramente, la mejor banda de rock en castellano de la historia. Su ruptura no fue la que se merecían por su trayectoria y ésta es la oportunidad de despedirse a lo grande. Los conciertos serán de una emoción desproporcionada, sobre todo para los que, como yo, tuvimos la suerte de verles hace más de una década, también en La Romareda, cuando éramos unos críos.

En fin, que no está mal, no está mal.

Felices fiestas.

 

Inverness

Atardece,

en mi paseo me cruzo

con más gaviotas que personas.

 

Nadie habla con nadie.

 

Es agosto, pero el viento

corre húmedo y helado,

choca contra los edificios humildes,

contra la destartalada estación de trenes

que huele a pescado.

 

En la sala de espera, un solo hombre

se acerca al oído una radio

y escucha las noticias narradas en gaélico.

 

Sólo logro entender el nombre

de dos ciudades en las que él no ha estado

y sabe que no estará nunca.

 

Vuelvo a salir a la calle,

respiro hondo ese aire frío y pienso

que Inverness guarda la extraña belleza

de parecer el último puerto

antes de que acabe el mundo.

 

Edimburgo

Cuando te conocí

yo era un adolescente en su plenitud

que no sabía nada de la vida.

 

Tus calles fueron escenario de historias inolvidables.

 

Después de ti

vinieron esos momentos que te dejan en el suelo

y te hacen cambiar, madurar, aprender.

 

Quedaste como el recuerdo más alegre

antes de despedirme de la infancia.

 

Y ahora, en unos días,

vuelvo a ti recuperado, satisfecho de lo que soy

y con mis objetivos claros.

 

También más viejo, más cansado del mundo.

 

Quería decirte que me enorgullece que seas tú,

ciudad tan hermosa y amada,

el principio y final de este círculo.

 

Tus rodillas

Tras tus rodillas

se esconde un miedo.

 

A tus rodillas

quiero llegar.

 

En tus rodillas

me quedaría.

 

Con tus rodillas

todo sonríe.

 

Por tus rodillas,

mi alma entera.

 

Sin tus rodillas

no existes tú.

 

De tus rodillas,

este poema.

 

Romántica siglo XXI

Paseábamos de noche por calles viejas

y a nuestro paso artistas urbanos pintaban paredes

como saxofonistas de esquina de Nueva Orleáns.

Lo que tú quieras

Esta historia será lo que tú quieras.

 

Yo prefiero

que el deseo no corrompa la complicidad,

que nos escuchemos.

 

Que la sinceridad no tenga que plantearse,

que nos entreguemos sin reservas.

 

Yo quisiera

contarte mis demonios, que a partir de hoy

sean tuyos también.

 

Que los tuyos sean míos.

 

Querría

que no hubiera barreras,

sino horizontes.

 

Aprender contigo.

 

Aprendernos.

 

Pero esta historia será

lo que tú quieras.

 

Éxtasis musical

Estoy sólo y le doy al play.

Entra en mis pulmones una turbia bocanada de humo.

 

Me siento en el sofá, miro al techo, cierro los ojos.

La selva está a la vuelta de la esquina de mi casa del centro.

 

Entra en mis pulmones una turbia bocanada de música.

 

Mis ojos están cerrados y el cielo es verde.

No distingo si ruge un león o es el lobo el que aúlla.

 

Hay cuerpos que se ondulan a cámara lenta.

 

¿De dónde sale ese ruido?

¿Sale de mí?

 

El cielo es verde y oigo un batir de alas.

 

Los cuerpos se retuercen cada vez más rápido.

 

La selva soy yo, el viento cesa.

 

Disco: 'Calling the Vultures', de Enduser

-gracias, Sirat-.

 

Finlandia

Como todas las buenas historias,

comienzas con un sueño.

 

Sueño que eres, que llego a ti.

 

Stevenson soñó una isla

que tenía forma de rana

 y que guardaba un tesoro.

 

Siglos después sus piratas están vivos

sin que él lo sepa.

 

Yo soñé con el hielo, con el sol

de medianoche, con el fulgor

verdoso de la aurora boreal.

 

Todavía no sé qué me espera,

cómo llegarás a mí, qué me darás.

 

Diviso tu contorno en un horizonte de niebla

y lo demás es vacío.

 

Parece poco, pero algo me dice

que es el preludio de una gran aventura.

 

Felicidad

Muy pocas cosas me han hecho tan feliz

como un trozo de pan untado con mermelada de frambuesas.

Imperialismo lingüístico

Dentro de poco diremos

que al pan, bread

y al vino, wine.

Berna

El resuello moribundo del oso

te dio vida a orillas de un río

hermano de mi reino.

 

Recorrí tus extensos soportales

con paso peregrino,

bebí de tus innumerables fuentes.

 

Repasé tus vidrieras góticas

al arrullo de un clavicordio.

 

El oso cayó y tú brotaste,

ciudad a la altura de su leyenda.

 

Esos niñatos

El rap avanza, imparable. Se lo comerá todo. Cuando nació, hace casi 30 años, parecía una rareza pintoresca que no saldría del Bronx. Hoy oigo rapear en castellano y japonés, en rumano, alemán o árabe. En un mercado musical en el que los alquimistas comerciales han sustituido a los creadores y los discos son productos con ingredientes repetidos hasta el éxtasis, el rap se ha convertido en la oportunidad para el cambio. Hace unos meses, un grupo de hip-hop nacional alcanzó el número uno de ventas en España. Fueron los zaragozanos Violadores del Verso y su último disco, 'Vivir para contarlo'. No es un accidente, es un síntoma más. La Mala Rodríguez está a punto de sacar disco y pinta mejor que nunca. En Estados Unidos, el rap y sus subproductos comerciales han sustituido al pop. Madonna se mudó a Londres. El gurú británico Damon Albarn, líder de los míticos Blur, ha apostado sin reservas por el hip-hop para masas con Gorillaz.

Yo lo he visto. He visto cómo tiemblan los cimientos de las salas en las que actúan los Violadores. Enganchan, les dicen a los adolescentes lo que nadie les decía y tantas veces se habían preguntado, hablan en su idioma. Y la producción es mucho más sencilla que en el rock, basta un buen letrista y un dj con gusto para sacar un disco y subirse al escenario. La romántica idea del grupo de amigos que se junta para hacer música está caduca. Los jóvenes están estresados, presionados, no tienen horas para eso, pero sí para vaciarse de demonios delante de un papel, en un despiste del tiempo.

Yo amo el rap desde que llegó a España. Mis primeros discos fueron de Public Enemy, Ice Cube, Beastie Boys. Pero me entristece presenciar la agonía del rock, que durante décadas ha dejado bandas gloriosas y ha moldeado el mundo tal como lo conocemos.

Por eso, esos niñatos llamados Arctic Monkeys me parecen una bendición.

No sé a quien se le ocurrió la falacia de que la historia del pop-rock era una especie de mano a mano entre británicos y estadounidenses. La afirmación no tiene en cuenta que los orígenes del estilo están en la música negra y, por lo tanto, en África, al igual que el jazz, el hip-hop, el reggae o la samba. Además, equiparar la aportación yanqui a la del Reino Unido me parece una soberana falta de conocimiento. Por no extenderme, basta con decir unos pocos nombres: Beatles, Stones, Bowie, Deep Purple, The Who, Sex Pistols, The Smiths, New Order, Queen.

Por eso me alegro de que la última gran oportunidad del rock aparezca donde siempre se mimó el estilo y, además, lo haga en Sheffield, esa ciudad que es como un símbolo de la desesperanza del mundo moderno. Y sí, lo he dicho bien, última gran oportunidad: Arctic Monkeys. Una banda de chavales de 16 años que se hacen famosos en Inglaterra antes incluso de sacar su primer disco, 'Whatever the People Say I Am, That's What I'm Not'.

Es enorme. En él escucho la herencia de décadas y, a la vez, encuentro una puerta que se abre hacia algún sitio. Está esa energía que los alquimistas no logran clonar, ese ímpetu punk que arrasa con todo lo que se le ponga delante y te deja sin aliento. Los Arctic Monkeys son viejos y nuevos, gamberros y delicados, intuitivos y demoledores.

Tanto es así que, este verano, esos niñatos van a encabezar el cartel de un festival del prestigio del de Benicássim y, encima, el anuncio ha llegado antes de que salga su segundo disco al mercado, que está al caer. Reconozco que me da miedo, que temo por su juventud, por que no los hayan quemado, por que no estén demasiado solos en esta lucha de titanes en la que les han metido casi sin darse cuenta.

Pero también pienso que así es el rock, ¿no?

Mucha suerte, Arctic Monkeys.

Ginebra

¡Qué asquerosamente perfecta es Ginebra! Aquí todo es bueno. El agua es buena, la cerveza es buena. Las chicas son guapas, sean de la raza que sean, y van elegantes y te sonríen. El Leman es un lago cristalino surcado por veleros y cisnes. Y no dos o tres cisnes, ¡cientos de ellos! ¡Y patos de todos los colores! Hay ciclistas que llevan un ramo de flores en la cesta y bordean el lago hermosos edificios y, más allá, montañas nevadas. Hay tantas joyerías como bares en España, y Porsches y Ferraris.

Los niños juegan sin padres en las calles y los parques, y todo el mundo sabe que no les pasará nada. Y se les ve fuertes, como los árboles enormes que les dan sombra. Aquí la vida es dulce y no quieren quedarse en casa jugando a la Play, no sienten odio ni indiferencia. La ciudad que ven les gusta. ¡Hasta hay una playa sólo para ellos! Tienen tentaciones sublimes, como la Chocolaterie du Rhône, del Ródano, que nace aquí.

A uno le dan asco los ginebrinos cuando ya no está en la ciudad, pero cuando por unos días eres uno de ellos, todo es plácido. La gente es amable y cálida, y no son racistas como muchos podrían pensar. ¡Si a los que más odian son a los franceses! Los españoles somos simpáticos porque conocen nuestro país y es cool. Les gustas, aunque tú sabes que sólo para un rato.

Y no es cierto que no hayan aportado nada al mundo. Rousseau nació aquí, la Cruz Roja nació aquí, Borges se inspiró tantas veces aquí. Para ser Ginebra un pueblo con aires de ciudad no está nada mal. Tal vez los suizos no destaquen en nada porque esa no es su lucha. Hay infinidad de galerías de arte pero no veneran la Cultura como en Francia, quizás porque saben mejor que ellos que su abuso lleva al chador. No son campeones de nada, pero los adolescentes juegan al fútbol en los parques.

Un grupo de ellos lo forman tres chicos y una chica, que hace las delicias de quienes la observamos. Es guapa y tiene las tetas enormes, pero con sus amigos es uno más. Y ellos, obviamente, la desean. Tal vez la relación funciona por lo que dice Nuria, catalana y afincada en Ginebra. Tuvo un novio de la ciudad y, como la ciudad, era un encanto. Una vez rota la pareja, ella se queja de su docilidad, de su carácter excesivamente atento. Es posible que por eso la adolescente se sienta cómoda con tres hombres en ciernes con el torso desnudo y las hormonas desbocadas, y es evidente que ella lo que quiere es jugar al fútbol, no provocarles.

Aquí se respira tranquilidad. La gente comparte la misma mesa en restaurantes como Les Bains des Paquis, a orillas del lago, comiendo cada uno de su fondue de queso. Y se puede fumar en todos los sitios, no como en España, y eso que fuman menos. Eso sí, ni una colilla en el suelo. Y la gente bebe y, por la noche, las prostitutas pasean por calles elegantes. Hasta ellas parecen aquí más educadas y a nadie le molesta que estén ahí, ganándose la vida y ofreciendo un -controvertido- servicio a la ciudad.

Todo parece idílico y seguramente lo es. Tal vez no quieren aportar nada al mundo y prefieren aportárselo a ellos mismos. Por eso Ginebra es una maravillosa ciudad para criar a los hijos. Crecerían sanos como los árboles enormes, sin playstations, sin peligros.

A uno le entra tanta envidia cuando vuelve a casa que querría que desalojaran Ginebra de suizos para que pasara a ser terreno español. Quizás así empezarían a surgir artistas brillantes, y con ellos la especulación, la delincuencia, las drogas.

Pero no hay que creer que aquí no hay drogas. Claro que hay. Se fuma, se bebe, hay prostitutas y hay drogas, pero sólo en una proporción que no transtorne a la sociedad. Paseas por el puerto y jóvenes magrebíes te miran y susurran "cherchez?" o, los más arriesgados, "hash?", con sonidos silbantes.

Ginebra es hermosa hasta que te marchas, cuando recuerdas a la chica futbolista que, al ir a buscar una pelota, corrió hacia ti mientras le mirabas las tetas. Sonrió, sin importarle saber que te gustaba. Piensas que deberías haberle dicho: "Ven; descansa un poco a mi lado; déjame engañarte con historias hermosas sobre mi país, un país de verdad, no como éste; preséntame a tus padres; ayúdame a encontrar un trabajo; casémonos; dejaremos a los niños en la playa para niños, sin peligros, y volveremos a casa a hacer el amor, despreocupados".

Obviamente, hoy es la última vez que hablo bien de Ginebra.